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La expresión “chick flick”, que se podría traducir vagamente como “peli para chicas”, ha caído en desuso. Ignoro si se debe a la revolución del empoderamiento femenino en su perpetua búsqueda de igualdad, a que se considere un término condescendiente o simplemente al hecho de que cada vez es más difícil definir qué clase de películas entran en este rubro. Lo que es un hecho es que se pueden reconocer de lejos por caer en una serie de lugares comunes cada vez más difíciles de defender desde el punto de vista artístico.

Entregas como ‘Sexy por accidente’ (‘I Feel Pretty’, d. Abby Kohn y Marc Silverstein) no ayudan mucho a legitimar la existencia de películas “con mensaje” que pretenden reforzar la confianza de todo un género, pero que a la vez parecen escritas por hombres empeñados en explicarle a las mujeres por qué son así y cómo deberían sentirse al respecto. Esta producción está escrita y dirigida por una mujer y un hombre, y sin embargo se siente a ratos como un ejercicio en “mansplaining” que trata demasiado vehementemente de pasar por una lección sobre autoestima.

Renee (Amy Schumer) es la protagonista que siente cómo su vida se estanca a raíz de algo simple: no es lo suficientemente atractiva para destacar en este mundo. Está varios kilos y centímetros por encima de su peso y talla ideal, tiene un trabajo deprimente encerrada en una oficinucha, los hombres no la voltean a ver y no ve cómo cambiar su situación. En un momento inspirado se inscribe a una clase de Spinning donde le ocurren toda clase de predecibles tragedias (el siempre confiable desgarre del pantalón, por ejemplo) que culminan con un fuerte golpe en el cráneo.

¡Sorpresa! A raíz del impacto la protagonista se mira al espejo y lo que ve es… perfección. Una figura impactante, un rostro de ensueño, una nueva versión de si misma mejorada al máximo. No, no ha cambiado nada en realidad, todo el mundo sigue viendo a la mujer de siempre, pero ella cree que los demás también miran la criatura perfecta que se ha revelado ante sus ojos. Ver los rostros confundidos de sus mejores amigas Vivian y Jane (Aidy Bryant y Busy Philipps) cuando Renee intenta convencerlas de que “es ella, aunque no la puedan reconocer” es uno de los mejores momentos de la historia.

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Armada con esta confianza, Renee enfrenta su rutina diaria con un renovado sentido de propósito y una asertividad que le llevan a tomar un nuevo puesto como recepcionista de la prestigiada firma de belleza LeClaire Cosmetics, donde ella comenta de manera casual que prefiere estar en contacto con la gente común a ser modelo, para sorpresa de su nueva jefe Avery LeClaire (Michelle Williams).

Ahora que el éxito le abre paso por la vida, Renee también logra vencer su renuencia al abordar al sexo opuesto cuando conoce al tímido y amable Ethan (Rory Scovel) en la lavandería. El clásico “meet cute” les lleva a entablar una incipiente relación donde él admira la actitud que ella proyecta ante todo lo que le rodea, y ella simplemente se deleita en tener a un hombre atractivo comiendo de su mano.

Si has prestado atención a la trama, sabes que la nueva personalidad de Renee terminará por mostrar un lado no tan amable de quienes atribuyen su felicidad al simple hecho de ser “gente bonita” (así sea bajo una percepción errónea). También puedes esperar la inevitabilidad de que ella se de un nuevo golpe en la cabeza que le haga volver a percibirse como la persona que era antes (y que nunca dejó de ser), con terribles consecuencias para su vida amorosa y profesional. Y por supuesto anticipas que te restregarán en la nariz un mensaje tras otro sobre la importancia de la belleza interior, el ser la mejor persona que se pueda bajo los medios que están a nuestro alcance y que lo que la gente aprecia de nosotros es lo que llevamos por dentro.

Sí, una comedia que pudo jugar las mismas cartas de forma diferente se va una vez más por la vía de lo predecible, partiendo de un guión francamente mediocre. Schumer está comenzando a adentrarse en un peligroso terreno en el que parece destinada a desperdiciar el éxito de su debut protagónico ‘Esta chica es un desastre’ (2015, d. Judd Apatow), pues tanto esta película como ‘Viaje Salvaje’ (2017, donde alternó con Goldie Hawn) simplemente la encasillan como una comediante unidimensional. En 2015 ella escribió el guión de la película que la reveló como alguien capaz de burlarse de sí misma, pero con la complejidad de quien construye un personaje tangible.

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El personaje de Renee es todo menos tangible. De hecho no sabemos casi nada de ella. La trama pretende definirla a través de frustraciones e inquietudes que aquejan prácticamente a todas las mujeres (hay un par de escenas al lado de la espectacular modelo Emily Ratajkowski que buscan reforzar dicha premisa), pero no hay una exploración real detrás de la persona. Es fácil conectar con la vida de alguien que no se siente apreciada, claro. Pero hubiera sido mucho más efectivo el entablar una conexión profunda con un ser humano definido.

Quizá el mayor pecado de ‘Sexy por accidente’ ocurre cuando Renee sale en una cita con Ethan e insiste en competir en un concurso de camisetas mojadas en un bar de playa. Ella cree que su sensualidad desbordada es lo que está provocando las reacciones exaltadas del público masculino que le rodea, pero lo único que vemos es que los directores encuentran gracioso el hacer de las imperfecciones físicas de su protagonista el objeto de la comedia, y no el vehículo para llegar a la risa. En una historia que alega existir para demostrarle a las mujeres que nunca deben sentirse mal por cómo lucen, el contrasentido es palpable.

¿Con qué me quedo de este filme? Con muy poco, la verdad. Las actuaciones son competentes en general, y la inclusión de las ex modelos Naomi Campbell y Lauren Hutton en el reparto ciertamente aportan un elemento extra de interés. El aporte cómico del actor Adrian Martinez como Mason, compañero de trabajo de Renee, también es sustancial aunque queda opacado por diálogos débiles. Fuera de eso… creo que puedes esperar a que esta película esté disponible en formatos caseros. Si la belleza de esta historia reside en lo más profundo de su interior, deberían haber pensado en una forma lógica para convencernos de buscarla.

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