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Hablemos de una película que aborda la historia de seres con cualidades anormales, capaces de tremendas hazañas heroicas, pero que a la vez se encuentran apartados de la sociedad que no los comprende. Seres mutantes que, bajo la sabia guía de alguien como ellos, se desarrollan bajo ideales de ser cada vez mejores, de luchar contra el rechazo público y de poder aspirar a una vida normal. Démosle a nuestros protagonistas unas katanas, habilidades extremas para el combate y capacidad de abordar problemas complejos con una inteligencia superior. Y por último hagámoslos empáticos con la audiencia: comen pizza, escuchan música del momento, practican deportes extremos… esos X-Men son geniales, ¿o no?

Sí, lo son. Pero yo me refería a las Tortugas Ninja (lo de “Adolescentes” y “Mutantes” lo omitiré en lo sucesivo, para abreviar). Esta franquicia que partió de los cómics y se desarrolló para ofrecer series animadas, películas, figuras de acción y mercancía diversa es una propiedad comercial original bastante apreciada, y su impacto ha trascendido ya varias generaciones. Los cuatro quelonios antropomórficos con nombres de artistas del Renacimiento gozan de una popularidad bien fincada y un universo propio con suficiente riqueza para llenar múltiples historias.

¿Por qué, entonces, aún no existe una película decente de las Tortugas Ninja? Es un misterio, y si bien los esfuerzos dedicados a ‘Tortugas Ninja 2: Fuera de las sombras’ (‘Teenage Mutant Ninja Turtles 2: Out of the Shadows’, d. Dave Green) son más afortunados que los de su predecesora, persisten múltiples vicios heredados sin duda de su productor, Michael Bay, un hombre para quien la trama resulta un pretexto engorroso que interrumpe sus exquisitamente diseñadas explosiones.

‘Tortugas Ninja 2’ nos brinda la predecible noticia de que Shredder (Brian Tee), el villano de la película anterior, vuelve a las andadas gracias a la invención de un excéntrico científico (Tyler Perry), quien además está realizando experimentos para generar nuevos animales antropomórficos capaces de medir fuerzas con nuestros héroes, el líder Leonardo (Pete Ploszek), el rudísimo Rafael (Alan Ritchson), el intelectual Donatelo (Jeremy Howard) y el despreocupado Miguel Ángel (Noel Fisher). Los experimentos de este nuevo villano generan a su vez a un par de antagonistas plenamente identificables para los fans de la saga: el rinoceronte Rocksteady (Stephen Farrelly) y el jabalí BeBop (Gary Anthony Williams).

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Mientras Shredder recibe órdenes de Krang (voz de Brad Garrett), una especie de cerebro retacado en el cuerpo de un robot (ni preguntes, también es un personaje “clásico”) para urdir un ambicioso plan de dominación global, y a la vez que el cuarteto de héroes persigue a Rocksteady y BeBop en busca de respuestas a… algo, reciben la ayuda de la tenaz April O’Neil (Megan Fox), quien no posee superpoderes en el sentido tradicional de la palabra, pero que luce espectacular vestida de colegiala sexy y se las arregla para emplear su seductora personalidad con el fin de ayudar a resolver problemas. Como vivimos en una época de igualdad de género, también hay un galán que se integra al bando de los buenos (Stephen Amell, protagonista de la serie de TV ‘Arrow’), armado con un bastón de hockey y un abdomen de lavadero. ¿Satisfechas con el elenco, chicas?

Seamos honestos: la trama de esta película puede escribirse de cabo a rabo en una servilleta de papel y es probable que quede suficiente espacio para limpiarte la boca después de devorar una pizza familiar (alimento favorito de las Tortugas Ninja y útil herramienta para incluir publicidad a cuadro). Los guionistas Josh Appelbaum y André Nemec saben que este filme no va a competir por ningún premio que no sea el “Razzie” a la peor película, así que más bien se encargan de recetarnos algunos chistes muy básicos en el guion en vez de explorar nudos argumentales complicados. Y tampoco es un fracaso, vamos: hay un par de gags genuinamente humorísticos enterrados entre los chistes de flatulencias y los simplistas juegos de palabra. Si esperabas algo más de una película con una premisa tan absurda, el del problema eres tú.

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¿Pero hay algo más rescatable? Sí. Las secuencias de acción no son malas. De serlo, pondríamos serias dudas sobre el involucramiento de Michael Bay en el proyecto, así que podemos calificar algunas de ellas como entretenidas, incluso. Mira: no es probable que veas otra película este año donde cuatro tortugas saltan de un avión a otro avión en pleno vuelo, se adentran en el mismo a katanazo limpio y terminan enfrentándose con un rinoceronte y un jabalí armados con un tanque. Un tanque de guerra. En el aire. Cielo santo, siento que estoy perdiendo neuronas tan sólo al describir la escena… Eso sí, las Tortugas Ninja de pronto tienen la tentación de probar la idea de volverse humanos comunes y corrientes, hecho que divide al cuarteto y genera algo de drama, aunque el mismo no es convincente ni por asomo.

Una vez más estamos ante una película que es más bien un instrumento de venta. A lo mejor no es tan mala como pudo haber sido, pero eso dista mucho de hacerla recomendable, siquiera. Pongámoslo así: si ‘Tortugas Ninja 2: Fuera de las sombras’ fuera una de esas pizzas que tanto disfrutan sus protagonistas, lo más probable es que ya la habrías devuelto al restaurante y buscado otra mejor opción entre los menús de entrega a domicilio.

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