Porfirio Díaz y el control

Recientes

Cae Walter ‘N’, presunto proveedor de armas del CJNG: operaba con arsenal militar y apps de mensajería

Un golpe estratégico al Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG). Este viernes 27 de junio, el titular de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SS...

Corte Suprema respalda a Trump: avanza su intento de limitar la ciudadanía por nacimiento en EE.UU.

Una decisión de alto impacto que podría afectar a más de 250 mil bebés al año y redefine el alcance de los jueces federales. En una votación dividida de seis...

¿Kaaaa? ¿De verdad murió Marge Simpson? Esta es la neta del planeta

Abres las redes el 26 de junio y ¡zas! Puras imágenes de Marge, mensajes de despedida, teorías locas… Y tú como muchos, pensaste: “¿A poco ya se nos fue la m...

Premio Nobel de Medicina compartirá conocimientos con miembros de la Facultad de Medicina de la UNAM

El rector Leonardo Lomelí Vanegas recibió a Drew Weissman, previo a que impartiera su conferencia magistral. Tendrán los universitarios su encuentro con el g...

El día que Florinda Meza llamó «defectos» a los hijos de Chespirito

Así, sin anestesia, se aventó Florinda Meza en una entrevista que hoy, décadas después, vuelve a hacer ruido en redes sociales. Una declaración que muchos ca...

Compartir

«Ese gallo quiere maíz»: frase atribuida (otras interpretaciones afirman que decía maís o máis) a Porfirio Díaz para referirse a su manera de proceder frente a la oposición durante su gobierno, haciendo saber que en realidad lo que buscaban quienes querían aparecer en los debates de política públicos lo hacían solo por algún sustento o un sueldo.

Ya fuera un personaje político o desde la prensa, cualquier pequeña manifestación de criticar, ir en contra o rebelarse contra el régimen era recibida con una respuesta por parte de este. En ocasiones se llegó a extremos de represión violenta como lo fue la Guerra contra los Yaquis en Sonora, el «mátalos en caliente» en Veracruz, o el caso de Tomochic en Chihuahua.

Por otro lado, no siempre la opción preferida de Díaz era la violencia; esta solo era una de las distintas estrategias con las cuales el gobierno lidiaba con el descontento popular y la disidencia política.

Al terminar su primer periodo presidencial, Díaz llevó a cabo una política de control y lealtad hacia su figura sobre los diferentes grupos del país, incluidos a sus antiguos enemigos. Le resultaba preferente que regresar a los conflictos que tanto habían devastado al territorio mexicano en lo que llevaba del siglo diecinueve.

Historiadores como Paul Garner hablan de la creación de un culto a la personalidad sobre Díaz, misma a la que se tenía que adherir cualquier facción política. En ese sentido podían competir distintos grupos por algún puesto en el poder, siempre y cuando el mediador fuera el presidente. No era absoluto el control ejercido por el oaxaqueño, pero sí fue considerable su fuerte presencia en todos los aspectos de la vida mexicana. La prensa, la iglesia y el ejército tampoco se quedaron atrás, al igual que todo México, en ellos se sintió la presencia del mandatario.

La historia oficial de la posrevolución se enfocó en la opresión y la desigualdad, mientras que los apologistas del porfiriato se centraron en la modernización y ‘paz’ que trajo el dictador a la nación. Ambos puntos que irónicamente parecen contradictorios terminan relacionados con el vasto control que ejerció sobre México.

Los presidentes posteriores hubieran deseado -o, mejor dicho, lo siguen deseando- tener ese poder sobre el país. En silencio así lo soñaban. Algunos se acercaron más que otros, pero al final tuvieron que realizar un intercambio del individuo por la entidad que conocemos como partido político. Ya no eran tiempos de personajes, sino de instituciones, pero el control sobre la nación seguía siendo la principal prioridad.

Comentarios