Mónica Vergara: rompiendo techos de cristal

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Por: Paola López Yrigoyen

El 18 de enero anunciaron la destitución de Christopher Cuellar como director técnico (DT) de la selección femenil mayor, lo que suscitó cambios que se venían cocinando años atrás. Todas las mujeres entrenadoras que ya estaban en la estructura de selecciones fueron ascendidas, por así decirlo. Mónica Vergara, quien era DT de la selección sub 20, y logró el subcampeonato del mundo con la categoría sub 17 en Uruguay 2018, asumió como la nueva DT de la selección mayor. Maribel Domínguez pasó de la dirección de la sub 17 a la sub 20, y Ana Galindo pasó de la sub 15 a la sub 17.

Más allá de que es genuinamente histórico que una mujer sea DT de la selección femenil mayor y que todos los puestos de dirección técnica son ocupados por mujeres, creo que esta vez, sabe mejor, se siente mejor, se siente merecido. Entiendo que esa lógica de merecimiento no siempre tiene que imperar, porque no puedes merecer o tener méritos en ámbitos a los que ni siquiera tenemos acceso por razones de género. Al menos en la comparación directa entre géneros, se tiene que ver con cuidado. No se tendría que exigir y esperar lo mismo del futbol femenil mexicano hoy, que del varonil. Hay un rezago de más de 50 años, ¿no?  

Pero, cuando se habla del crecimiento de las mujeres en un ámbito o de una comparación intra-género, da muchísimo orgullo ver casos como el de Vergara. Que Moni esté hoy al frente de la selección mayor no obedece una lógica de cuotas medio improvisada, obedece a una trayectoria importante en el futbol mexicano como ambas: como jugadora, y como entrenadora. Obedece un verdadero empoderamiento basado en acciones y logros, no atiende ningún sesgo de deseabilidad social cristalizado en el típico “está ahí porque es mujer”, o el “tenía que ser mujer.”

Como jugadora disputó el mundial de Estados Unidos 1999, el mundial sub 19 en Canadá en 2002, y las Copas de Oro 2002 y 2006. Es decir, se coló a una convocatoria mundialista de selección mayor teniendo 16 años o menos, y desde entonces no se ha alejado de la élite del futbol de selecciones. 

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En 2011 empezó a colaborar en selección, y en 2012 empezó a estudiar para entrenadora. Ya con título de DT en mano en 2015, fue auxiliar técnica de la selección mayor, sub 17 y sub 20. Eventualmente, le dieron el mando absoluto de una categoría, la sub 17. En ese momento cuando Christopher Cuellar estaba al frente de la 20, y Roberto Medina a cargo de la mayor. Al mando de la sub 17 logró en 2018 lo que nadie antes de ella, en ninguna categoría, ha podido hacer: el subcampeonato del mundo.

Este subcampeonato en la sub 17 convivió simultáneamente con fracasos en la selección mayor, ya que se perdieron las clasificaciones a ambos: al mundial de Francia 2019, con Roberto Medina; y a los JJOO Tokio 2020 con Christopher Cuellar. Tras el descalabro de Medina y su destitución, pasó lo mismo que ahora: Christopher subió a la mayor, Mónica Vergara a la 20 (acompañando a su misma generación de plata en Uruguay), Maribel Domínguez a la sub 17, y Ana Galindo, proveniente de Club América, entró con la sub 15. 

Ahora que la pandemia ha negado los torneos internacionales, se ha cebado el mundial sub 20 de la categoría de Vergara. Por eso supongo se decidieron los cambios que ahora la ponen al frente de la selección mayor, ya que el covid literalmente terminó su proceso sub 20. Lo único que viene después, es justamente, la mayor. 

Mucha gente piensa que quizá el arribo de Moni a la mayor debió de haber sucedido antes, y la verdad puede que tengan razón, no lo sé. Creo que lo importante es que se dio. Que ese techo de cristal ya se rompió; que lo rompió alguien que no solamente tiene toda una serie de cualificaciones y logros atrás, sino que además, ha sido capaz de tocar en alguna u otra forma a, me atrevo a decir, todas las jugadoras en activo en la liga.

Personalmente, nunca olvidaré un partido en el CAR. Después de jugar el ciclo 2012-2013 con USF (University of South Florida), con el fin de poder volver a ser considerada para procesos de selección sub 20, hubo una concentración en julio de 2013. Para este tiempo yo venía regresando de culminar mi pequeña aventura en el futbol colegial norteamericano, y con la decisión en mente de ponerle punto final a una carrera como futbolista profesional. Al fin y al cabo, retornaba para estudiar la carrera en el ITAM.

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Esa concentración era de las primeras que iba a iniciar el proceso sub 20 que iba a después encarar el mundial en Canadá en 2014. Entonces, fuimos varias personas que, como yo, aún dábamos la edad para este sub 20 pero que no fuimos parte del equipo final que encaró el mundial de Japón 2012. No éramos muchas jugadoras, por lo que Moni, aunque era de la mayor y ya empezaba como entrenadora, entró a nuestro interescuadras.

Moni no era, al menos cuando yo la vi (muchos años después de sus mejores años), la jugadora con las mejores cualidades físicas. Era bajita y no muy rápida. Pero aún así, fue la mejor defensa central de ese día. Claramente no sé como era pelear con el chiquitín Napoleón Bonaparte, pero creo que jugar con la dirección de Moni desde atrás, se le parecía muchísimo. Tiempista, clara, siempre dando indicaciones, y dando absoluta seguridad en todos los sentidos: en el porte, su juego, sus gritos. Es de esas personas cuya pasión por el juego, por el buen juego, se refleja en todo lo que hace. 

Esta es mi impresión después de solamente un juego con ella como compañera. Cuando platicas con alguna de sus jugadoras de ese mundial sub 17, no hay una que no te hable maravillas. Al final, creo que hay personas que nacen para el futbol, Moni es, sin duda, una de esas.   

Mis mejores deseos en esta nueva etapa, ojalá sea parteaguas para seguir rompiendo esos techos de cristal que aún posan sobre las cabezas de nuestro futbol femenil. 

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