Una ciudad inteligente es aquella que coloca a las personas en el centro del desarrollo, incorporando Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) en la gestión urbana, usando estos elementos como herramientas para estimular la formación de un gobierno eficiente que incluya procesos de planificación corporativa y participación ciudadana.
Dentro de los cuatro focos importantes de una ciudad inteligente encontramos que es sostenible, pues reduce costos y optimiza el consumo de recursos; es incluyente y transparente, pues tiene canales de comunicación directa con los ciudadanos, utiliza datos abiertos y permite hacer seguimiento a las finanzas; genera riquezas, ya que incentiva la generación de empleos de alta calidad, innovación, competitividad y crecimiento de negocios, y está hecha para los ciudadanos, pues utiliza tecnología digital para mejorar la calidad de vida de las personas.
La tarea de las Smart Cities es conducirse por la sostenibilidad y la innovación como medios ideales para alcanzar dichos objetivos. Entremos en detalles.
El 97.5 por ciento del agua que hay en el mundo está en el mar y los océanos, y es por tanto salada. Del 2.5 por ciento restante de recursos hídricos, 69 por ciento está almacenado en glaciares y 31 por ciento en el subsuelo. Sin embargo, a pesar de ello, en todas las ciudades tenemos agua potable. Se trata de un servicio básico, cuya ausencia es ya inconcebible en cualquier ciudad por chica o grande que sea. Lo mismo podemos decir de otras prestaciones que favorecen la vida en comunidad, como la recolección de basura, limpieza o la iluminación.
La paradoja, desde el punto de vista del gestor, es que pese a lo costoso que resulta para las administraciones garantizar el acceso a todos estos servicios, los ciudadanos a veces no los valoran, simplemente los dan por hecho. Uno de los retos a los que se enfrentan las ciudades, es precisamente a añadir valor a estos servicios, lo que redunda normalmente en el uso más inteligente de los mismos.
Hacer más con menos, exprimir la eficiencia de los recursos de las corporaciones locales, y sobre todo, limitar los costes asociados, es uno de los propósitos de las ciudades inteligentes. Entonces, ¿cómo mejorar la vida de los ciudadanos aplicando tecnología a los servicios?
La transformación digital y la inteligencia operacional ofrecen a las empresas de servicios públicos grandes beneficios, dependiendo del tipo de negocio en el que se desenvuelvan, esto les ayudará a tomar decisiones de manera más rápida y eficiente, con mayor veracidad y exactitud en todos los procesos.
La sociedad tiene que aprender cómo a analizar aquello que impacta realmente en el mundo, a través de un mapa que permita visualizar la información a través del contexto y la ubicación geográfica. Es decir, al evaluar de forma cualitativa tomado como herramientas soluciones de inteligencia digital obtendremos nuevos tipos de información, y con ello, un nuevo nivel de transformación.
La evolución digital nos acerca a nuevas plataformas que se han vuelto indispensables para el desarrollo humano y una herramienta poderosa de integración, indispensable en la toma de decisiones. El gran reto para las ciudades y sus gobiernos es tener convertirse en administraciones digitales que atiendan en tiempo real de las necesidades de la población.
Esto no está lejos de convertirse en una realidad. Los gobiernos están instalando cada día mayor tecnología, se están conectando para obtener información de toda la red, de sus fallas y sus soluciones. El presente y futuro de las ciudades, es convertirse en una Smart City con un modelo de gestión participativo, sustentable y eficiente en todos los sectores con único objetivo: tomar mejores decisiones. Es mi opinión…