Esta semana, los titulares internacionales se han conmocionado con la historia de René Robert, quien murió congelado, el 20 de enero, en las calles de París, Francia, tras caer y no recibir ayuda, durante nueve horas.
Con 84 años, el fotógrafo suizo se encontraba dando un paseo nocturno el miércoles 19 de enero, cuando cayó frente al número 89 de la calle de Turbigo. Paralizado, quedó frente a tienda de vinos y una óptica sin recibir auxilio, hasta las 06:00 horas del jueves, cuando alguien llamó a los bomberos.
Robert fue ingresado al hospital Cochin, donde ya no fue posible reanimarlo y se determinó que había muerto por hipotermia.
Nacido en 1936 en Friburgo, descubrió la fotografía a los 12 años. A mediados de la década de los 60 se trasladó a París, donde conoció el flamenco. En 1967 se convirtió en uno de los grandes retratistas, en blanco y negro, de las personalidades más destacadas del flamenco como Paco de Lucía, Israel Galván y Rocío Molina Cruz.
La historia de su deceso fue revelada por el periodista Michel Mompontet, su amigo, quien descubrió que la persona que ayudó a René Robert fue un hombre sin techo del barrio, quien prefirió mantenerse en el anonimato.
«El arte flamenco surge desde el fondo del ser del artista. Ya sea que se exprese a través del canto, la base de este arte, la guitarra o la danza, nos trae a su vez momentos de alegría, de gracia, de dolor o de rabia resignados, pero también de elegancia, sensualidad y muchas veces muy profundos», dijo en el marco de la exposición La caméra au rythme du flamenco.
Con información de El País