Somos susceptibles de requerir una transfusión sanguínea

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En México, al igual que en América Latina y el Caribe, hay 19 donadores de sangre por cada mil habitantes y solo cinco por ciento son altruistas, afirma la académica de la Facultad de Medicina de la UNAM y del curso de especialidad en Hematología del Hospital de Especialidades del Centro Médico Nacional Siglo XXI, Margarita Contreras Serratos.

El resto de los donadores, explica, son “por reposición”, es decir, que realizan esta acción cuando algún familiar, amigo o conocido la requiere por tratamiento médico.

“Es una cuestión cultural que debemos ir cambiando, que la donación altruista en México aumente hasta 30 por ciento, tal como sucede en otras naciones”, señala la experta con motivo del Día Mundial del Donante de Sangre, que se conmemora el 14 de junio.

Disponer de productos sanguíneos es una esperanza de vida, remarca, ya que hay padecimientos que no los podríamos sortear si no existieran estos, que nos ayudan mientras nuestro organismo se recupera.

Todas las personas somos susceptibles de requerir alguna transfusión en algún momento de nuestra vida. Por ejemplo, en un accidente hay pérdida de sangre, aunque sean personas sanas, pueden llegar a requerir una sustitución del volumen perdido.

“En una cirugía de urgencia, como puede ser una apendicitis, aunque se tenga la hemoglobina normal, si ocurre alguna complicación y hay sangrado abundante, podemos requerir algún producto sanguíneo o una transfusión”, detalla.

También en cirugías de alto riesgo como puede ser un aneurisma. Además, están las enfermedades en las que hay alteración en la producción del líquido como anemias, leucemias y diversos tipos de cáncer.

Contreras Serratos refiere en entrevista que, de acuerdo con el Centro Nacional de Transfusión Sanguínea, 70 por ciento de los donadores en nuestro país son hombres y 30 por ciento mujeres, y más de 50 por ciento tienen de 25 a 44 años.

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De los 18 a los 25 años hay poca donación -cerca del 20 por ciento- y el otro porcentaje amplio está entre las personas de 45 y 65 años, que es la edad límite permitida para donar”, añade.

En 2023, prosigue, hubo un millón 601 mil 437 donadores en México y solo 8.3 por ciento fue altruista. Además, en únicamente seis entidades se superó el 10 por ciento de este tipo de donación y la institución en la que más se otorga es la Cruz Roja, con 31 por ciento.

Detalla que el menor porcentaje de donadoras se debe a que, por cuestiones biológicas, las mujeres tienen menor cantidad de hemoglobina y pueden también presentar irregularidades en el periodo menstrual.

La efeméride, continúa la experta, se estableció por la Organización Mundial de la Salud para agradecer las acciones de los voluntarios y para que la sociedad perciba que estas acciones deben darse de manera altruista, a fin de contar con productos sanguíneos con la calidad y seguridad adecuadas.

De acuerdo con la especialista, debería ser una práctica habitual a partir de los 18 años y ayudaría a ser conscientes de nuestra salud y cuidarnos para ayudar a otros.

En numerosas ocasiones no se realiza por el desconocimiento o la preocupación de las personas respecto a que van a adquirir alguna enfermedad, pero no es así. Es un procedimiento seguro en el que no es posible que se transmita ninguna, ya que el equipo que se utiliza es de uso único y se desecha, precisa.

“Además, si se detecta algún problema se localiza al donador, se le hace una detección y se le canaliza para que reciba atención médica, en caso de ser necesario”, indica la experta.

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Limitantes

Contreras Serratos también expone que quienes se realizan tatuajes, acupuntura, se colocan piercing o se retiran tatuajes deben esperar un año para donar, pues estos procedimientos son considerados invasivos, no hay garantía de las condiciones en las que se efectúan y existe un riesgo de transmisión de padecimientos. Los 12 meses son un “periodo ventana” que se deja por si hay alguna enfermedad, pues en dicho lapso es posible detectarla.

Existe el criterio médico de quien evalúa y una norma mexicana en la que se definen los criterios de diferimiento, de acuerdo con cada uno de los factores de riesgo potenciales a los que se somete una persona en su vida normal, acota.

La experta puntualiza que, luego de recibirla, los bancos pueden fraccionarla en diferentes componentes, a fin de solventar necesidades específicas.

Por ejemplo, de una donación estándar se pueden extraer los eritrocitos o células rojas con los que se sustituye volumen de sangre en pacientes que no producen suficiente o que la han perdido por alguna situación específica.

La parte líquida, llamada plasma, tiene proteínas como la albumina y otros componentes como las plaquetas y crioprecipitados. Además, hay empresas que fabrican medicamentos que provienen de la sangre como son las inmunoglobulinas y los factores de coagulación.

Los diversos productos tienen una vigencia distinta. Por ejemplo, la de los eritrocitos es de 28 y 42 días, dependiendo de las bolsas en que se guarden, el anticoagulante y los aditivos, a fin de que las células se mantengan en buenas condiciones. Las plaquetas tienen cinco días, mientras el plasma y los crioprecipitados pueden mantenerse hasta un año ya que se congelan.

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