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Cuando se reinventa por tercera ocasión en menos de 15 años un personaje trascendente del mundo del cómic podemos asumir dos cosas: que el público no se cansa de verlo en pantalla y que el tono perfecto para el rol aún está por definirse. Si hablamos de que el superhéroe en cuestión es Spider-Man, icónico personaje del universo Marvel que ha figurado en siete filmes (seis como protagonista, uno como parte de un ensamble actoral) de 2002 a la fecha, está claro que los realizadores tienen por delante la complicada tarea de volver a sorprendernos.

No puedo decir que la sorpresa sea el ingrediente que hace efectiva a ‘Spider-Man: De Regreso a Casa’ (‘Spider-Man: Homecoming’, d. John Watts), pero sí es justo afirmar que esta entrega con Tom Holland en el rol de Peter Parker y su alter ego arácnido es la historia donde más a gusto podemos sentirnos como espectadores.

La trama parte de una atolondrada grabación hecha por el propio Parker donde narra los eventos que le llevaron a figurar en una importante secuencia de ‘Capitán América: Civil War’ (2016). Vemos su complicada relación con el iracundo Happy Hogan (Jon Favreau), chofer y hombre de confianza del billonario Tony Stark (Robert Downey Jr.), cuyo reclutamiento del entusiasmado y talentoso joven parece ser un gran esquema entre mentor y discípulo. El mundo de los superhéroes ha revolucionado a la humanidad, pero dentro de ella también residen despreocupados seres como Peter que buscan resolver conflictos tan básicos como sobresalir en la escuela y encajar en su estructura social, aprehendiendo a uno que otro malhechor en el proceso.

Esa misma motivación sin complicaciones afecta a nuestro villano, Adrian Toomes (Michael Keaton), un contratista cuya empresa se dedicaba a limpiar las ciudades de escombros tras los enfrentamientos entre héroes y enemigos alienígenas, que de pronto se encuentra sin trabajo una vez que el gobierno y el propio Stark asumen dichas labores de reconstrucción y recuperación. Es lógico: todos esos extraterrestres y seres interdimensionales abatidos por Iron-Man, Thor, Hulk y demás Avengers dejan tras de sí valiosa tecnología que puede cotizarse bien en el mercado negro. Toomes encuentra esta labor clandestina de rapiña como una alternativa viable de negocios, aunque no sea precisamente legal.

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Muy pronto las operaciones ilegales de este peculiar grupo llaman la atención del joven Peter, quien había comenzado a saltar a la popularidad (¡vía YouTube!) como un curioso ser enfundado en un atuendo casero que apresaba carteristas, y de pronto luce como un auténtico superhéroe en el traje tecnológicamente mejorado por las empresas Stark y sus legiones de científicos. Las advertencias del billonario al adolescente son precisas: sé paciente, no te inmiscuyas en grandes problemas y quédate al pendiente de mi llamado si llego a necesitarte. Sobra decir que la inquietud de Parker le hace desoír todas esas advertencias hasta hallarse en un serio predicamento con su “tutor” heroico.

¿Interesante? No más que cualquier otra película del Universo Marvel, ciertamente. Donde esta historia sobresale es en el día a día de Peter y sus conflictos de madurez emocional. Lo vemos admirando a distancia a la hermosa Liz (Laura Harrier), revelando accidentalmente su identidad secreta a su mejor amigo Ned (Jacob Batalon), ocultando su doble vida ante la sufrida tía May (Marisa Tomei) y lidiando con el pesado de la clase, un niño rico llamado Flash Thompson (Tony Revolori). Es un mundo que aparentemente no debería ser más desafiante que enfrentar villanos en las calles, pero tanto el guion como las actuaciones logran convencernos de su enorme trascendencia y de lo difícil que es sortear estos obstáculos a esa edad en particular.

No quiere decir que la película se empeñe en ser una comedia estudiantil antes de ser un efectivo filme de superhéroes. Por el contrario, es de las propiedades de Marvel donde logramos encontrar un magnífico balance entre el mundo “real” y las cimas distantes del heroísmo épico. Resulta curioso encontrar que un personaje que se la vive saltando de un edifico a otro con ayuda de telarañas es el vehículo más apropiado para contar una historia con los pies firmemente asentados sobre la tierra.

Así es: Toomes, el villano que pronto conoceremos como ‘Vulture’ no es un megalómano antagonista que busca destruir al mundo o doblegarlo a su voluntad. Es tan sólo un hombre que busca asestar un golpe perfecto para satisfacer ambiciones mundanas. El interés amoroso no es una brillante mente científica que posee alguna solución para sanar los grandes males de la humanidad, sino una chica que organiza fiestas escolares y quiere que su equipo salga triunfador en un concurso de ciencias. Y pese a que el amigo fiel quiere ser “el tipo del sillón, rodeado de pantallas”, orientando al héroe desde un escondite secreto… en verdad es más un bonachón consejero cuyo plan perfecto para un viernes en la noche es armar figuras de LEGO. Todo se siente muy auténtico, pero sin forzar la nota.

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Los puntos débiles de la cinta son algunas resoluciones dramáticas que se llegan a sentir apresuradas y ciertas situaciones “convenientemente casuales” para avanzar la trama, pero no deberíamos ser demasiado estrictos con este producto. Su leit motif sigue siendo entretener, involucrarnos en un viaje de descubrimiento personal y recordarnos aspectos empáticos de la adolescencia. Se agradece no tener que chutarnos una vez más la historia de origen que hemos visto hace poco tiempo, como también se aprecia la inclusión de personajes cuya ejecución actoral deja el deseo de ver cómo progresan dentro de futuras cintas.

Tobey Maguire fue un buen inicio para el personaje de Spider-Man, aunque es un hecho que el traje dominaba su presencia en pantalla. Andrew Garfield le aportó una sólida carga emotiva al rol, pero de pronto nos aceleró la madurez de un héroe enfrentando dolor y pérdida difícil de aceptar para un público que estaba pidiendo un poco más de liviandad. Tom Holland nos remite a ese joven de naturaleza franca que no siempre toma las decisiones correctas, pero siempre está motivado por ser mejor. En ese sentido ‘Spider-Man: De Regreso a Casa’ acepta un reto complicado y cumple con las expectativas. Hay buenos augurios para el futuro de ‘Spidey’, no cabe duda.

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