34 millones de mexicanos habitan casas que impiden vida digna

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En nuestro país 34 millones de personas residen en viviendas con hacinamiento, cuando en un cuarto viven más de dos personas, o casas construidas con materiales deteriorados o deficientes como cartón, lámina, carrizo o palma, según el último diagnóstico elaborado por el Centro de Investigación y Documentación de la Casa y la Sociedad Hipotecaria Federal difundido en 2016. Las entidades con el mayor rezago son Veracruz, Chiapas, Estado de México, Oaxaca y Baja California.

A pesar de que en México se incluyó hace más de 30 años en la Constitución el derecho de los ciudadanos a una vivienda digna y decorosa, lo que ha prevalecido es el concepto de la vivienda como mercancía, explica Daniel Rodríguez Velázquez, experto en temas de ordenamiento territorial y desarrollo regional. “En un país pobre esa idea no funciona porque no contamos con altos niveles de ingreso ni estabilidad en el empleo”, expone.

El testimonio de Juana Arce se repite por 34 millones. Ella ha vivido en espacios tan pequeños que ni siquiera se ha atrevido a imaginar cómo sería la vida en una casa de más de 16 metros cuadrados. Su vivienda, una construcción de dos cuartos con paredes rosas, está ubicada en un callejón de la delegación Miguel Hidalgo en la Ciudad de México. Los muros antes eran de láminas, pero luego fueron reemplazados por ladrillos. El piso de tierra lo recubrieron con cemento que les otorgó un programa del gobierno federal. El techo es de asbesto y de retazos de lonas que han pepenado tras las campañas electorales.

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La vida de Juana transcurre en dos habitaciones de unos 12 metros cuadrados donde se acomoda con su esposo, sus tres hijos y sus dos nietos a realizar las actividades cotidianas: desayunar, almorzar y ver televisión. En la noche, los siete integrantes de la familia, comparten una habitación donde hay dos camas: una matrimonial y una litera.

Su esposo José Manuel Ortiz desvía la mirada con timidez y cuenta que no tiene un empleo formal porque las empresas no contratan hombres mayores. Antes laboraba de chofer en una lavandería y ahora realiza trabajos de herrería y mecánica.

«Sí nos gustaría hacer la casa más grande para acomodarnos mejor, pero cómo, si apenas nos alcanza para comer», afirma la mujer que repasa la vivienda con la mirada mientras enumera los cambios que le ha ido haciendo.

«Antes estaba todavía más chiquita y era de cartón», interviene José mientras palpa con las manos las paredes. Cuando hay campañas si apoyamos a algún partido nos dan pintura o laminas y ahí es cuando hemos aprovechado para hacerle mejoras, admite con vergüenza.

A tres kilómetros de ahí se encuentra Polanco, una de las colonias más exclusivas de la Ciudad de México, que alberga las tiendas de ropa más caras, importantes centros de negocio y las oficinas de las embajadas extranjeras.

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La Miguel Hidalgo, la misma demarcación que alberga el modesto barrio de Juana y el imponente Polanco, es una las localidades del país con el mayor índice de desarrollo humano, una medición que realiza la ONU para calcular el bienestar y el progreso de las personas.

De acuerdo a un estudio realizado por el Grupo de Economistas y Asociados los hogares con bajos ingresos y en situación de pobreza son los que tienen mayor probabilidad de habitar en viviendas en estado precario porque el acceso a un financiamiento para comprar una casa es muy reducido para ellos.

La población de bajos recursos no cuenta con la capacidad económica ni tiene el acceso al crédito para la adquisición de las viviendas al precio que los constructores están dispuestos a venderlas.

El hacinamiento trae una serie de problemas familiares que se reflejan en el retraso de los niños en la escuela, maltrato infantil, estrés, tensión, rompimiento familiar, ansiedad, depresión, falta de privacidad y patrones de sueño irregulares. También ocasiona condiciones insalubres que acarrea problemas de salud. entre los que se encuentran las afecciones en la piel, accidentes domésticos, enfermedades gastrointestinales, parasitarias, envenenamientos por plomo, desórdenes neurocunductuales, y condiciones respiratorias relacionadas con el ambiente.

Con información de El País

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