Pinal de Amoles, paraíso queretano

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De los pueblos con mayor riqueza histórica en el interior de la República Mexicana, a 2 mil 450 metros sobre el nivel del mar y en el punto más alto del estado de Querétaro, encontramos Pinal de Amoles.

Enclavado en el corazón de la sierra, su población alberga uno de los bosques mejor preservados del país.

En este lugar parece que el tiempo se detuvo, con sus casas rústicas, los balcones, las calles angostas, los coloridos techos de dos aguas y con los valles como si se tratara del fondo de una pintura.

Y precisamente aquí, en Pinal de Amoles, existe un cerro que por su forma de regular altura y elevados acantilados recibe el nombre de “Media Luna”.

Un cerro, que según la leyenda, es el escenario de una historia trágica y al mismo tiempo heroica, pues cuentan que todo comienza con la llegada de los españoles a estas tierras donde el caudillo Conín se encuentra asentado con su ejército.

Estando los conquistadores a pocos kilómetros de este pueblo queretano, el jefe de una familia chichimeca escucha ciertos rumores que afirman que los conquistadores de piel blanca y barbas rubias vienen sometiendo a todos los indígenas en su camino, por las buenas o por las malas.

En ese momento, este hombre afirma que no permitirá que su esposa y su hijo sean esclavos y corre junto con ellos al teocalli (TEOCALI), donde de pie y frente a sus dioses, los ofrenda con unas palanganas de mastranto coronadas de cempasúchil.

La mujer exhala tristes alaridos, mientras ofrenda de rodillas un incienso de olor penetrante, haciendo signos con el sahumador en dirección a sus dioses.

De pronto, el otomí Conín llega en compañía de los españoles. El chichimeca hace una reverencia ante sus ídolos de piedra y granito, diciendo a su mujer:

-“Bahá, bahá; néxti, néxti.”

Es decir: “Vámonos, vámonos, corre, rápido.”

Y con el semblante descompuesto por el sufrimiento de su alma, con esa larga cabellera de un negro potente, toma con una mano a su pequeño hijo, con la otra a su mujer y corre al acantilado más alto del cerro de La Media Luna.

En un segundo, el chichimeca dirige una mirada terrible y desafiante a los conquistadores, para proseguir su escape hasta llegar al bordo del pináculo, seguido muy de cerca por sus perseguidores.

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El chichimeca levanta en alto los brazos, ofreciendo a los dioses aquel sacrificio, toma a su mujer de la cintura y la arroja al vacío, exclamando:

-“Bahá dada.”

En español: “Anda con dios”.

Después toma a su hijo de la misma manera y lo arroja al precipicio. Mientras, su rostro queda bañado por un torrente de lágrimas.

Sin que se escuche el estruendo de la mujer al llegar al fondo del barranco, el cuerpo del pequeño también vuela por los aires, precipitándose al vacío.

Una última mirada a su jacal, donde fue tan feliz con su familia. Y una última mirada de odio al traidor Conín y esos barbados de piel blanca que llegaron para someter a su pueblo.

Entonces, el chichimeca salta y al ruido de los dos primeros cuerpos estrellándose en el fondo del barranco, se une un tercero, del héroe al chocar con una grande y escarpada peña.

Por un buen rato, los españoles contemplan impactados aquel sacrificio. Conín, con una sensación de vacío en el alma y la boca seca, alcanza a decir apenas con un hilo de voz y casi para sí mismo:

-“Primero muerto que esclavo…”

En este periodismo de vida, quise contar esta maravillosa leyenda que nace precisamente aquí en Pinal de Amoles, desde donde hoy transmitimos ¡Qué tal, Fernanda!

Llamado también “Puerta del Cielo”, este mágico lugar se encuentra a sólo 182 kilómetros de la capital queretana.

Su nombre, Pinal de Amoles, se deriva de la región en donde estamos, dentro de un bosque de pinos y de la palabra náhuatl “amolli” (AMOLI) , que quiere decir “camote”.

Durante la época prehispánica se le conoce como Degnó, que quiere decir “lugar de amoles”. Y en la época virreinal se le llama San José de Amoles.

Como apreciamos en la leyenda del cerro de Media Luna, antes de la llegada de los españoles el pueblo mexica tiene en este territorio la frontera de su imperio con las tribus chichimecas.

Muy cerca de aquí, se encuentra la antigua misión llamada La Purísima Concepción de Bucareli, edificada en el siglo 18 por fray Juan Guadalupe Soriano, de la comunidad de San Antonio de Querétaro.

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Se trata de un edificio neoclásico con similitudes de fortaleza, que quedó inconcluso, pero que conserva un ingenioso sistema de dos sifones para el abasto de agua a la misión.

Este lugar sirvió como refugio a los misioneros en la época de la Reforma de Juárez, cuando muchos religiosos son perseguidos.

Actualmente, también podemos ver el Ex convento de Bucareli, que adopta desde el camino la forma de un castillo. En el interior hay dos patios adornados con arquería y una fuente al centro, además de varias celdas, capilla y sacristía.

Pero lo más impresionante es que en este convento se preservan más de 450 volúmenes de diversos tratados de teología y escritos en latín.

Otra de las maravillas naturales de esta región se encuentra a 15 minutos de la cabecera municipal, el Chuveje, una zona arbolada por la que cruza un arroyo permanente y en donde se han formado múltiples cascadas de una belleza deslumbrante.

Y obviamente, cuando llegas te encuentras con la Puerta del Cielo, llamada de esta manera porque es la mayor elevación a nivel de la montaña, en el kilómetro 135 de la carretera Cadereyta-Pinal de Amoles.

Transitar por esta carretera es experimentar una fuerte sensación de que el camino se eleva hacia las nubes, por eso su nombre de Puerta del Cielo.

Y para terminar, cuando visiten Pinal de Amoles, hay dos lugares que tampoco pueden perderse: Pedro Escanela y el Río Escanela, a sólo 20 minutos de la cabecera municipal.

Los bosques de Pedro Escanela son reconocidos como los más conservados de México y su río de agua limpia desemboca en una cascada de más de 35 metros de altura.

En serio que si no conoces este lugar, tienes que venir porque además de visitar un pueblo mágico, puedes estar en contacto con bellezas naturales que nos hacen sentir como si estuviéramos en el paraíso.

Ahora que se acerca Navidad, date una escapada a Pinal de Amoles, un fin de semana. Date un descanso y olvídate de todo por unos días. Verás que no te vas a arrepentir.

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