Reflexión sobre Ciencia y Realidad

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Entre más me informo, más leo, más aprendo y más incursiono hago en la ciencia, más sorprendido me encuentro, ante la diversidad y multitud de descubrimientos que nos acercan a una verdad irrefutable que es la dimensión del cuestionamiento sobre nuestro origen y lo que somos.

La cantidad de respuestas posibles que en cada hallazgo o investigación se encuentran sobre la complejidad en la que estamos involucrados, lo mucho que nuestro DNA y genoma se parece a organismo elementales con los que coincidimos hasta en un 84% de genes, (como es el caso del pez cebra, denominación otorgada por las rayas que aparecen en la superficie de su cuerpo, a penas una pulgada y media), nos acerca de manera confrotativa a nuestra realidad inmediata de lo diminuto de nuestros extraordinarios descubrimientos y la inmensidad con la que se comparan.

Escoger la ciencia para navegar en busca de las respuestas es una oportunidad invaluable, sin embargo, las limitaciones están a la vuelta de la esquina, siempre que buscamos la parte bioquímica, molecular, electromagnética, orgánica y física, solo podemos obtener un porcentaje de la respuesta, sin poder concretar.

La subjetividad de la emoción analizada, su contexto filosófico, su cotidianeidad y frecuencia en nuestras respuestas, nos deja concluir en que nada da de lo hecho da para todo, tenemos que buscar otras opciones, hacer deducciones con aproximaciones estadísticas y probabilísticas, para acabar entendiendo que no haremos más que una aproximación a la respuesta de lo analizado. Es como cuando un investigador descubre que en los genes de los ratones masculinos que hacen ejercicio, se encuentra la posibilidad de proteger a la descendencia de enfermedades como la Diabetes, el Cáncer, la Obesidad y el Síndrome metabólico, entonces llenos de emoción, trasladamos el hallazgo tal cual a los seres humanos por la proximidad genética de los ratos Knock out con los seres humanos, sin que esto se repita de manera absoluta o lo haga muy por arriba de lo esperado, topándonos entonces con variables infinitas y condicionantes ambientales que pueden cambiar completamente la interpretación y el resultado de la investigación.

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El comportamiento humano cargado de procesos moleculares y bioquímicos, de enlaces eléctricos y núcleos estimulados en el cerebro, que se condiciona y repite por la experiencia, que acorta por el fast track la respuesta, que se pervierte con la repetición en busca de la recompensa o se desajusta con la depresión, que cambia con los alimentos o se detona con los medicamentos, acaba por ser impredecible.

En ciertos escenarios francamente manipulables como el de los análisis mercadotécnicos de respuesta condicionada o influenciada, bloqueamos o evitamos la respuesta conveniente producto de un control externo a base de imágenes o estímulos seleccionados, sin que la integridad del camino quede desarticulada; o como la respuesta que se obtiene de planear sobre nuestra economía con decisiones equivocadas a pesar de tener los elementos para el análisis, que por otro lado no parecería nada complicado, pero que resulta boicoteado por nuestro deseo de ser, poseer, obtener, disfrutar y acumular con el poder del  dinero (motivo del reciente premio Nobel de Economía). Que decir del machote de respuesta que tenemos para ser o no susceptible a un tratamiento para SIDA o para infecciones con ciertos medicamentos, debido a que nuestros genes no dan respuesta favorable o lo hacen de manera equivocada sin poder gozar de los beneficios de la curación, con el tratamiento y/o de los embates epigenéticos que apagan y prenden nuestras respuestas metabólicas día con día, todos componentes al azar, variables inconstantes y elementos que no dejan esclarecer con facilidad los enigmas del organismo y del ser humano.

En las adicciones hay medicamentos que bloquean receptores en el cerebro que hacen recapacitar al adicto al alcohol sobre el consumo de manera cotidiana (disminuir de 9 tragos a uno o dos ocasionalmente el sueño de todo alcohólico, poder controlar su consumo de manera racional e independiente), otros, se niegan a recibir los beneficios del tratamiento médico, por decisión personal, realmente prefieren consumir que curarse. Sin una lógica estricta la investigación y la ciencia se enfrentan a lo intangible, los paradigmas, la ruptura del orden y la falta de lógica, aumentando la dificultad de las interpretaciones y las conclusiones.

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En este escenario tan difícil reflexiono que sin lugar a duda, este planeta fue fértil a la creación de seres vivos, que todos provenimos del mismo origen ya sea implantado en la tierra con un DNA extraterrestre u otro creado a base de múltiples eventos fortuitos imposible de volverse a repetir que generaron la vida que hoy podemos analizar y que tanto nos confronta para su entendimiento. Es decir tenemos un común denominador que nos debería de permitir interpretar sin bacilar tanto.

El surgimiento de los homínidos, del elemento, condición, factor o circunstancia que nos habilitó para pensar y disponer con soberbia de todo lo que tenemos alrededor, es un enigma; acaso fueron la proteínas como nos instruyen los investigadores las que catalizaron reacciones en el interior del cerebro, activación de receptores, incremento en la cantidad de mediadores químicos como la dopamina, la histamina, la noradrenalina o los estimuladores de la glándulas con sus procesos neuronedócrinos y un hipotálamo, como director de orquesta en el centro del cerebro, disparando señales y reactores a todo el organismo de manera perfectamente secuenciada, ordenada y perfecta, para darnos un día completo de pensamientos y acciones, que podemos ver, presenciar y disfrutar, pero difícilmente entender en toda su extensión con este corto análisis que hemos desarrollado hasta hoy, aún disponiendo de todos los recursos tecnológicos y económicos.

No dejaré nunca de sonreír cuando doy un pequeño paso en la claridad de mi entendimiento que cada vez más me muestra la inmensa oscuridad que queda por alumbrar, a pesar del entusiasmo que despierta cada nuevo acertijo desenmarañado.

Cuando digo que en el ser humano se encuentran todas las respuestas a los cuestionamientos filosóficos y científicos, no tengo la menor duda de estar en lo correcto, ser y el ser, una unidad compleja y extraordinariamente funcional, que se muestra inexorable como el tiempo e infranqueable como una muralla, desafiándonos sin recato.

Dr. Alejandro Cárdenas Cejudo

Médico Internista
Expresidente del CMIM
Fellow of the American College of Physicians
Mtro. En Administración de Instituciones de Salud
www.dralejandrocardenas.com

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