La oclusión de las arterias carótidas del cuello, los infartos y las embolias

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A través de estos años nos hemos dado a la tarea de incrementar las herramientas que tienen nuestros lectores para comprender el proceso de las enfermedades, la forma como se establecen y la manera de prevenirlos.

También hemos hablado de factores de riesgo como el tabaco, el sedentarismo, el alcohol, la obesidad, el colesterol alto, la diabetes y los antecedentes familiares de estos padecimientos y malos hábitos.

Hemos explicado que la complicación más importante de tener estos malos hábitos o tener estos padecimientos son las enfermedades cardiovasculares.

También explicamos que estos factores combinados son más deletéreos, que específicamente lo que producen son depósitos de grasa en la superficie de las arterias que irrigan todas las estructuras del cuerpo y les llevan nutrientes.

Al taparse u ocluirse estas tuberías arteriales obviamente el territorio que irrigan se verá afectado sin oxígeno y nutrientes, ocasionándose un daño en la mayoría de las veces irreversible en el sitio afectado como puede ser el corazón, el intestino, las piernas o el más temible de todos los daños el de la estructura más sofisticada y compleja del cuerpo humano “EL CEREBRO”.

Cuando a través de los años hemos padecido de estas enfermedades de manera leve o moderada y nuestro cuidado respecto a ella ha sido leve a moderado también, entonces sin dudarlo deberemos de esperar las temidas consecuencias que progresivamente se irán gestando al paso de los años. “SI MEDIO TE CUIDAS, ESTARÁS MEDIO DAÑADO”.

La relevancia de tomar con seriedad estas afectaciones por leves o intermitentes que sean es crucial, ya que de ello dependerá la supervivencia de la integridad y de la calidad de vida. Con frecuencia las personas omiten acudir al médico cuando se encuentran supuestamente sanos a pesar de tener antecedentes familiares de enfermedades con una alta penetrancia ya sea por hábitos (comer mal, ser sedentarios, fumar) o por padecer de enfermedades por generaciones como la Diabetes, al Hipertensión arterial y el Síndrome metabólico, con lo que se podría prevenir en mucho el desarrollo de las temidas mencionadas complicaciones; venir al médico para reconocer y vigilar factores de riesgo es la mejor inversión que se puede hacer para preservar la salud y la vida.

En esta etapa que muchos vivimos después de los 40 años podemos reflexionar y acudir al médico a una evaluación de condición física aeróbica, de la fuerza que se posee, la situación de la presión arterial, en busca de ayuda para dejar el tabaco, los niveles de colesterol y la presencia de signos de alarma como pueden ser el mareo, la pérdida transitoria de la visión o visión borrosa, sensación de desequilibrio o de plano un franco desmayo o una isquemia cerebral transitoria con todas las características de un infarto cerebral solo que con duración no mayor de 5 minutos. Aún más sino tenemos evidencias o síntomas podremos pronosticar que nuestro caso tiene más oportunidades de conservar el equilibrio que aquellos que están sintomáticos.

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Los estudios de laboratorio son indispensables para determinar el nivel de grasa en la sangre, la glucosa en el ayuno, los porcentajes de grasa mala (LDL) capaz de tapar las arterias y los niveles de HDL que ayudarán a eliminar colesterol a través de la bilis.

Nuestra presión deberá estar en cifras adecuadas para edad y sexo, dentro de lo recomendado por las guías, aun cuando la elevación en los factores de riesgo puede ser leve no se deberá de menospreciar en el caso de las grasas, de la presión arterial, de la glucosa o del consumo de tabaco. La suma de estos factores en pequeñas proporciones puede sorprendernos con sus consecuencias.

Así como sabemos que niveles de glucosa en prediabetes son tan agresivos como la misma diabetes, igualmente los otros factores como los mencionados y el sedentarismo con una inadecuada dieta, contribuyen al daño de la superficie interna de los vasos sanguíneos o endotelio para la formación de placas de grasa o ateroesclerosis que después pueden ocluir la arteria involucrada y ocasionar infartos o embolias.

En estas etapas no debemos de desanimarnos, sino continuar, nunca es tarde para comenzar con los cuidados de la salud, para obtener infinidad de beneficios, que pueden alargarnos la vida, “CADA PASO, CADA CUIDADO, SUMAN SEGUNDOS A TU VIDA”. Acatar las recomendaciones del médico manteniendo a raya los cambios leves o severos por estos padecimientos mencionados puede ayudarnos a sobrevivir con una calidad de vida excelente o si no, cuando menos, evitar la pronta presentación de agravamientos, retrasándolos lo más posible y detectándolos para solucionar lo que se pueda cuanto antes.

En este punto de detección es donde me quiero centrar para mencionar que estudios sencillos como la exploración física, el interrogatorio de los antecedentes, los estudios de laboratorio, la prueba de esfuerzo, las radiografías pueden ser de gran ayuda en la detección de problemas que pueden comenzar a resolverse.

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Entre los estudios que nos son de gran ayuda y fácilmente aceptados por el paciente son aquellos que no son invasivos ni agresivos, fáciles de realizar y de interpretar. Los estudios como el ecocardiograma con medición de flujos sanguíneos permiten ver la función del corazón, su movilidad y la presencia de daño en sus estructuras en menos de 30 minutos; el ultrasonido para medir los flujos con imágenes, nos puede detectar el grado de oclusión de arterias como la aorta, las iliacas y las Carótidas, en estas últimas se pueden observar placas de grasa, evaluar su tamaño, el grado de afectación del flujo, la formación de úlceras, especificar si esta placa es como piedra (estable) o como mantequilla inestable, lo que tiene relevancia para el pronóstico ya que una placa inestable puede desprender pedazos de grasa hacia el cerebro provocando una embolia cerebral, bloquear la circulación de la arteria y como consecuencia dañar toda la estructura cerebral que quede sin riego de sangre por el taponamiento; en el caso de ulceraciones en la placa de grasa estas se pueden asociar a coágulos y ocluir el trayecto de la sangre con las mismas graves repercusiones sobre el cerebro que en la embolia.

Un estudio de detección de ultrasonido para ver cómo están las arterias desde los 40 años y repitiéndolo si está sano el paciente cada dos años, o si está dañado cada 6 meses puede hacer la diferencia sobre quedar incapacitado o perder la vida, o hasta la resolución total del problema con cirugías o tratamiento médico con vigilancia de la evolución.

Existen métodos de laboratorio como biomarcadores (interleucina 6 y proteína C reactiva) que predicen el comportamiento inestable de la placa y el riesgo de embolismo u oclusión ambos con el consecuente infarto en el cerebro.

La medición del engrosamiento de la capa arterial íntima y media, nos pueden ayudar a pronosticar infartos al corazón y/o al cerebro por lo que la utilidad del ultrasonido doppler se ha multiplicado.

La diferencia puede estar en una visita a tiempo al médico.

Dr. Alejandro Cárdenas Cejudo
Director de Exercise is Medicine en México.
Fellow of the American College of Physicians
Médico Internista en el Hospital Angeles del Pedregal
www.dralejandrocardenas.com

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